Aunque por muy difícil de creer o aceptar, todos, absolutamente todos, juzgamos. Juzgamos sin conocer a las personas o conociéndolas, es algo natural de nosotros lamentablemente. Puedes prometer o tratar de no juzgar a alguien, pero siempre lo harás aunque sea en algo pequeñísimo. Al final, siempre seremos iguales, queramos, o no.
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